Petro no llamó a sublevarse contra Trump, dice vicecanciller: "Un deber denunciar genocidio en Gaza"
Para el vicecanciller es extraño que hoy se hable más de la visa de Petro y no de que Estados Unidos haya permitido la entrada de Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel.
El vicecanciller Mauricio Jaramillo Jasir defendió en entrevista con Mañanas Blu las recientes declaraciones del presidente Gustavo Petro en Nueva York y dijo que su llamado no fue un acto de sublevación contra Donald Trump, sino un deber internacional de denuncia frente al genocidio en Gaza.
“Lo que hizo el presidente Petro fue básicamente lo que nos obliga la Convención de 1948 sobre Prevención y Sanción del Genocidio: activar todas las acciones posibles para detenerlo, incluida la resistencia”, señaló el vicecanciller, tras subrayar que no existió un llamado a derrocar al expresidente estadounidense ni a desconocer su mandato.
El presidente Petro participó en varios escenarios durante la Asamblea General de Naciones Unidas: la plenaria, el diálogo de civilizaciones y una protesta en las inmediaciones del organismo internacional. Este último espacio ha generado polémica, pues desde allí habría instado a soldados estadounidenses a “resistir” las órdenes de su comandante en jefe, en referencia a Trump.
Presidente Gustavo Petro ante la ONU
Foto: AFP
Para Jaramillo, esa lectura es sesgada: “No se trató de una manifestación aislada en Manhattan; fue parte del marco de la Asamblea de Naciones Unidas. Pretender desligarlo de ese contexto es impreciso y empaña cualquier análisis”, dijo.
El funcionario insistió en que el centro del debate no debe ser la visa del presidente Petro, recientemente revocada por Washington, sino la crisis humanitaria en Medio Oriente.
El punto central es que hay más de 60.000 palestinos asesinados. Convertir la noticia en un asunto de visas es desconocer lo verdaderamente grave: el genocidio en Gaza
afirmó.
¿Qué está en juego en las relaciones con Estados Unidos?
La entrevista también abordó los efectos diplomáticos que las declaraciones del mandatario colombiano podrían tener sobre la relación bilateral con Estados Unidos, un socio estratégico en materia comercial y de seguridad. El vicecanciller rechazó que Bogotá sea responsable de un deterioro en la interlocución: “Colombia ha respetado plenamente el Tratado de Libre Comercio, no ha maltratado a migrantes estadounidenses ni ha impuesto medidas unilaterales. Si alguien ha reacomodado la relación es Estados Unidos, no nosotros”, aseguró.
Frente a críticas sobre un eventual doble rasero, por ejemplo, cuando Petro amenazó con no recibir a eurodiputados que cuestionaron su gestión, Jaramillo argumentó que se trató de actos en defensa de la dignidad nacional: “Petro no es solo jefe de gobierno, es jefe de Estado. Cuando se le responsabiliza indirectamente de hechos tan graves como el asesinato de Miguel Uribe, Colombia tiene derecho a defenderse”, agregó.
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Uno de los ejes de la defensa de la Cancillería es la Convención de 1948 sobre la Prevención y Sanción del Genocidio, que obliga a los Estados a actuar ante crímenes de esa naturaleza.
No se trata de escoger bandos, no es ser pro Palestina o pro Israel. Es cumplir con un compromiso adquirido tras el Holocausto: nunca más
enfatizó Jaramillo.
“Cuando denunciamos el genocidio en Ruanda, ¿éramos pro tutsis? Cuando lo hicimos en Kosovo, ¿éramos pro kosovares? No. Lo mismo pasa ahora: se trata de defender la humanidad, no de apoyar una bandera”, puntualizó.
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El vicecanciller también aprovechó la coyuntura para resaltar la necesidad de transformar la arquitectura internacional. Colombia hace parte del grupo Unidos por el Consenso, que busca democratizar el Consejo de Seguridad de la ONU y reducir el poder de veto de las grandes potencias.
Estamos ante la crisis de legitimidad más grave desde la Segunda Guerra Mundial. Nunca habíamos tenido un genocidio con tanto respaldo de países del norte global. Reformar la ONU es indispensable para evitar que se repita la impunidad
afirmó.
Aunque la entrevista giró en torno a las repercusiones diplomáticas, Jaramillo insistió en devolver la discusión a la tragedia humanitaria: “Mientras debatimos sobre visas, en Gaza mueren 25 niños al día. Lo que debería conmovernos es el genocidio, no los trámites migratorios de un presidente”, concluyó.