En las montañas santandereanas, un grupo de mujeres rurales está transformando la economía y la vida comunitaria de Rionegro. Con liderazgo, trabajo colectivo y el respaldo de una fundación, ellas se han convertido en protagonistas del desarrollo sostenible en la región, impulsando iniciativas que combinan producción agroecológica, autonomía económica y participación social.
Seis asociaciones locales, integradas y lideradas principalmente por mujeres han logrado fortalecer su capacidad organizativa en más de un 40%, según datos de la fundación. Este avance se refleja en una mayor productividad, mejor acceso a los mercados y un papel más activo en la toma de decisiones dentro de sus comunidades.
A través de programas orientados al desarrollo rural sostenible, estas mujeres han puesto en marcha huertas familiares, galpones de aves y unidades pecuarias que no solo garantizan la seguridad alimentaria, sino que también diversifican los ingresos de sus familias.
“El liderazgo de las mujeres rurales es esencial para el desarrollo del campo colombiano”, resaltó Camila Aguilar, directora ejecutiva de la Fundación Alpina, al destacar que la transformación social se construye “desde la equidad, el reconocimiento y la fuerza colectiva”.
Detrás de cada iniciativa hay historia
s de esfuerzo y resiliencia. Mujeres que, pese a las barreras estructurales -como la baja participación en espacios de decisión y la sobrecarga del trabajo doméstico no remunerado-, siguen abriendo caminos de autonomía y empoderamiento. De hecho, el 93% de las mujeres rurales en el país asume labores de cuidado frente al 62% de los hombres, según la fundación.
En Rionegro, Santander, las protagonistas de este cambio están demostrando que la sostenibilidad no solo se mide en cifras económicas, sino también en la capacidad de fortalecer el tejido social y preservar los saberes tradicionales. Su trabajo colectivo está reconfigurando el papel de la mujer en el campo, haciéndolas visibles como líderes que impulsan comunidades más justas, resilientes y con futuro.
La fundación señaló que tiene compromiso para continuar acompañando estos procesos en Santander y en otros departamentos del país, con el propósito de seguir fortaleciendo el “liderazgo femenino rural como pilar del desarrollo sostenible en Colombia”.