El Área Metropolitana de Bucaramanga (AMB) afirmó que cumplirá lo ordenado judicial emitida en segunda instancia por el Tribunal Administrativo de Santander, quién mediante acción popular contra la entidad y Metrolínea S.A, deben reactivar el sistema de transporte aunque advirtió que la problemática del sistema es mucho más profunda y viene desde hace más de 15 años
El AMB hoy, confirmó que trabajan en un plan para normalizar la operación, pero recalcan la falta de apoyo de las alcaldías de Floridablanca, Girón y Piedecuesta, que no han aportado recursos para el sostenimiento del masivo. Pese a ello, aseguran que cumplirán la sentencia.
De acuerdo con el comunicado, los actuales alcaldes recibieron en 2024 un sistema en estado crítico con déficit financiero, pasivos sin resolver, flota obsoleta y una operación deteriorada que perdió capacidad de respuesta ante las necesidades de movilidad de la ciudadanía.
A esto se suma que la llamada “hoja de ruta” que existía nunca se tradujo en soluciones reales, pues no incluyó un esquema de financiación sostenible ni modificó los contratos de concesión.
El AMB también señaló que durante años solo Bucaramanga aportó recursos al sostenimiento del sistema, mientras Floridablanca, Girón y Piedecuesta no hicieron contribuciones, lo que generó una carga desproporcionada.
En paralelo, el Gobierno nacional insiste en que ya cumplió su parte con la infraestructura y que no le corresponde financiar la operación, dejando a los municipios con un carril exclusivo y estaciones sin condiciones para funcionar de manera eficiente.
La consecuencia, según la entidad, ha sido el crecimiento del transporte informal, el aumento del parque automotor privado, más contaminación y mayor inequidad para los ciudadanos de menores ingresos.
Frente a este panorama, el AMB aseguró que en los últimos 12 meses ha implementado medidas de contingencia como el rediseño de rutas, reorganización de la oferta de transporte público y la elaboración de un plan de choque que ha permitido mantener un servicio mínimo.
Paralelamente, avanza en la estructuración de un nuevo modelo de transporte que busca reactivar la infraestructura existente, integrar modos de movilidad y racionalizar el uso del espacio vial.
“El fracaso de Metrolínea no se debe a un solo actor, sino a una cadena de errores y omisiones. Nuestro compromiso es no repetirlos y avanzar hacia un modelo de transporte digno y eficiente”, señaló el AMB.