Aunque Colombia avanza en sus esfuerzos de construcción de paz, la violencia armada sigue afectando de forma grave a las comunidades rurales, étnicas y campesinas. Así lo advierte el Informe Periódico 39 de la Misión de Apoyo al Proceso de Paz (MAPP/OEA), presentado ante el Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que analiza la situación del país entre enero y junio de 2025.Durante ese semestre, la Misión realizó 977 despliegues en 161 municipios y 295 comunidades, donde constató crisis humanitarias en regiones como Guaviare, Catatumbo y sur de Bolívar, marcadas por desplazamientos masivos, confinamientos y afectaciones a la salud mental de la población civil. En el informe se advierte, además, que el reclutamiento de niños, niñas y adolescentes persiste, mientras grupos armados emplean drones, explosivos y ataques indiscriminados, especialmente en zonas con baja presencia estatal.El jefe de la MAPP/OEA, Roberto Menéndez, subrayó que estas dinámicas profundizan la polarización social y la desconfianza institucional, y llamó al Estado colombiano a fortalecer sus capacidades institucionales para garantizar la paz y la seguridad de las comunidades. “Proteger a la población civil no es una medida de contingencia, sino una obligación ética y política de todos los Estados del hemisferio”, enfatizó.El informe también alerta sobre la violencia contra liderazgos sociales y políticos, en especial tras el asesinato del precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, y exhorta a las autoridades a garantizar unas elecciones libres de violencia y de participación segura. La Misión recordó que un proceso electoral transparente y pacífico es una condición esencial para consolidar la paz en Colombia.En cuanto a los avances, el documento resalta el impulso a los diálogos de paz con grupos armados urbanos y rurales, la implementación del Acuerdo Final de 2016, la búsqueda de desaparecidos, la reparación integral a las víctimas y la puesta en marcha del programa RenHacemos, orientado a sustituir cultivos de coca por proyectos productivos. Asimismo, reconoce la aprobación de la Ley 2453 de 2025, que busca prevenir la violencia política contra las mujeres.De cara a 2026, la MAPP/OEA invita a preservar los logros alcanzados y revisar con espíritu crítico los retos pendientes, reforzando la acción institucional para transformar las condiciones que perpetúan la violencia.El trabajo de la Misión cuenta con el apoyo político y financiero de países como Alemania, Canadá, España, Italia, Noruega, Suiza, Reino Unido y Suecia, entre otros, que integran el Fondo Canasta.
La magistrada Catalina Díaz, de la Sala de Reconocimiento de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), informó que el general Huertas será llamado nuevamente a dar versión voluntaria en el marco de la investigación por presuntas ejecuciones extrajudiciales. En una audiencia anterior en Granada, varios militares bajo su mando afirmaron que Huertas conocía e incluso habría dado instrucciones relacionadas con estos hechos.La JEP explicó que esta convocatoria es obligatoria, ya que su jurisdicción es competente para juzgar crímenes cometidos en el marco del conflicto armado, tanto por antiguos miembros del Ejército como de la extinta guerrilla de las Farc. No se requiere ningún acto adicional de suscripción para investigar a Huertas, quien permanece vinculado al proceso.El nombre del general también ha surgido en investigaciones por presuntos vínculos con disidencias de las Farc, específicamente con la estructura de alias Calarcá, según comunicaciones y documentos recopilados por las autoridades. La nueva citación busca esclarecer su responsabilidad en los falsos positivos ocurridos durante su periodo como oficial de operaciones del Batallón de Artillería N.° 4 Jorge Eduardo Sánchez.La fecha exacta para la nueva versión voluntaria aún está en evaluación, y la JEP insiste en que todos los involucrados en crímenes del conflicto deben someterse a esta justicia para garantizar verdad, justicia y reparación a las víctimas.
La situación de derechos humanos en la Sierra Nevada de Santa Marta sigue siendo crítica, según Scott Campbell, representante en Colombia del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos. Durante su visita del 1 al 4 de diciembre, Campbell pudo constatar altos riesgos para los pueblos indígenas Arhuaco, Wiwa, Kankuamo, Kogui, Ette Naka y Wayuu, así como para comunidades afrodescendientes y campesinas.La alerta de derechos humanos en la Sierra Nevada de Santa Marta se debe a la expansión de grupos armados como el Clan del Golfo y las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra. Sus operativos incrementan la violencia, el desplazamiento forzado y los riesgos para líderes indígenas, afrodescendientes y campesinos. Estas organizaciones no estatales ejercen control territorial, imponen restricciones a la movilidad y amenazan a quienes defienden derechos humanos, ambientales y colectivos, generando un clima de miedo e inseguridad en toda la región.El representante de la ONU denunció asesinatos recientes y atentados contra defensores de derechos humanos. Entre ellos, la muerte de Elizabeth Mojica, profesora y defensora de mujeres, niñas y niños, el 30 de noviembre, y el atentado contra Misael Socarrás, líder ambiental de la comunidad Wayuu, ocurrido el 12 de diciembre. Campbell instó al Estado a investigar, sancionar a los responsables y reforzar la protección de la población civil.Según la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos, en 2025 se han documentado cuatro masacres y ocho homicidios de defensores en municipios de Cesar, La Guajira y Magdalena. “La población sufre y teme por su vida ante la acción de grupos armados no estatales y la falta de protección estatal”, indicó Campbell.El representante advirtió sobre las graves violencias contra mujeres indígenas, incluyendo violencia sexual y de género, y urgió la creación de Casas de la Mujer en Cesar, Magdalena y La Guajira, con recursos suficientes para atender a las víctimas. También enfatizó la necesidad de proteger a la niñez del reclutamiento forzado por grupos armados, recordando que se trata de un crimen de guerra.Campbell destacó la labor del programa Futuro Colombia de la Fiscalía General y recomendó su fortalecimiento y expansión a los tres departamentos de la Sierra Nevada. Asimismo, hizo un llamado a respetar los derechos ambientales y territoriales de las comunidades indígenas y afrodescendientes, y a garantizar la consulta previa, libre e informada.El representante de la ONU reiteró la urgencia de implementar integralmente la Alerta Temprana 020 de la Defensoría del Pueblo, emitida el 2 de diciembre, que identifica factores de riesgo y emite recomendaciones para prevenir violaciones de derechos humanos.Durante su misión, Campbell se reunió con autoridades civiles y militares, líderes ambientales, mujeres indígenas, representantes de consejos comunitarios afrodescendientes y organizaciones de derechos humanos. La misión contó con el acompañamiento de las embajadas de Canadá, Irlanda y Países Bajos.ONU Derechos Humanos reafirma su compromiso de acompañar a las comunidades de la Sierra Nevada de Santa Marta, documentar violaciones, brindar asesoría técnica y exigir al Estado mayores garantías de protección para la vida y los derechos de estas poblaciones.
A esta hora el presidente Gustavo Petro tiene en sus manos la decisión sobre el futuro de la mesa de negociación de paz entre el Gobierno Nacional y el Clan del Golfo, proceso que atraviesa su momento más crítico tras la reciente inclusión de ese grupo armado en la Lista Clinton del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos.El jefe de la delegación gubernamental, Álvaro Jiménez, se encuentra a la espera de una comunicación y una reunión directa con el mandatario para definir si las conversaciones continúan o si se abre un nuevo escenario de revisión frente al impacto jurídico y político que tiene esta designación internacional.Las negociaciones entre el Gobierno y el Clan del Golfo —también conocido como las Autodefensas Gaitanistas de Colombia— se adelantan desde septiembre de 2025 en Doha, Catar, con acompañamiento de representantes internacionales y organismos humanitarios. En el más reciente ciclo, concluido el 5 de diciembre, las partes habían logrado acuerdos preliminares sobre las zonas de ubicación temporal, donde se ubicarían los integrantes de la organización como parte de un eventual proceso de desarme y sometimiento colectivo.Sin embargo, la decisión de Estados Unidos de incluir al Clan del Golfo y a varios de sus líderes en la Lista Clinton, bajo señalamientos de narcotráfico y lavado de activos, ha generado incertidumbre sobre la continuidad del proceso, e incluso podría afectar los alivios jurídicos otorgados a los miembros que actúan como negociadores en el exterior.Actualmente, varios de esos representantes se encuentran en los Emiratos Árabes Unidos, con órdenes de captura suspendidas temporalmente, en virtud del acuerdo humanitario que permitió su participación en los diálogos. Ahora, la Casa de Nariño evalúa los alcances legales y diplomáticos de la medida norteamericana y los efectos que podría tener sobre los compromisos adquiridos en la mesa.La comunidad internacional y los acompañantes del proceso han insistido en la necesidad de mantener abiertos los canales de diálogo, advirtiendo que una ruptura abrupta podría agravar la crisis humanitaria en regiones donde el Clan del Golfo mantiene control territorial.El país está a la expectativa de la decisión que adopte el presidente Petro en las próximas horas, decisión que podría marcar el rumbo del proceso de paz más complejo que enfrenta actualmente su gobierno.
Las fuerzas armadas de EE.UU. destruyeron este miércoles una nueva lancha supuestamente ligada al narcotráfico en aguas internacionales del Pacífico Oriental y asesinaron a las cuatro personas que tripulaban la nave.El ataque fue ejecutado bajo el marco del operativo "Lanza del Sur" y fue ordenado por el secretario de Guerra, Pete Hegseth, de acuerdo con el Comando Sur por medio de su cuenta oficial de X.Las Fuerzas Armadas estadounidenses acompañaron la publicación del ataque con un video donde se observa a un buque en movimiento que resulta impactado.El nuevo ataque fue anunciado minutos antes de que el presidente, Donald Trump, realice un anuncio desde la Casa Blanca, que se supone tendrá un importante acento económico, aunque ha generado creciente interés luego de elevar tensiones con Venezuela al asegurar que el país suramericano ha "robado" petroleo y activos estadounidenses.El martes Trump ordenó incautar todos los petroleros venezolanos sancionados, como hicieron con uno la semana pasada en el Caribe que fue remolcado hasta un puerto estadounidense.Con este nuevo ataque, ya son más treinta las embarcaciones destruidas y al menos un centenar de personas asesinadas, supuestamente asociadas al crimen organizado, aunque el Gobierno de Donald Trump no ha publicado detalles de sus identidades.Estados Unidos mantiene una fuerte presencia militar en las costas venezolanas y el mandatario republicano no ha descartado que pronto se realicen ataques a objetivos terrestres justificándose en el combate al narcotráfico.
Jack Baker, escritor colombiano y fundador del movimiento Los Iniciados, acaba de marcar un hito sin precedentes en la literatura nacional al superar los 170 libros publicados, una cifra que lo convierte en el autor activo más prolífico del país. Lejos de encasillarse en un solo género, Baker transita por la espiritualidad, la neurociencia aplicada, la psicología profunda, la epigenética, el liderazgo y el crecimiento personal. Cada libro funciona como una guía independiente, pensada para quienes buscan cambios profundos en su vida emocional, mental y espiritual, dentro de un sistema creativo que hoy lo mantiene trabajando en más de 200 manuscritos de manera simultánea.La ambiciosa metaDetrás de este ritmo vertiginoso hay una misión que va más allá de los números. Baker asegura que su objetivo es impactar positivamente a mil millones de personas a través del conocimiento y la conciencia. Esta visión explica decisiones poco comunes en la industria editorial, como la publicación gratuita de todos sus audiolibros en YouTube, la traducción de su obra al inglés y la distribución global de sus libros a través de plataformas como Amazon, eliminando barreras de acceso.El caso de Jack Baker ya empieza a ser observado como un fenómeno de hiperproductividad creativa dentro del mundo editorial en español. Más que un autor, busca ser el eje de una comunidad que busca vivir con mayor propósito, disciplina emocional y conciencia en un entorno cada vez más acelerado.Más allá de los récords, el proyecto de Baker propone una mirada distinta sobre la literatura y el conocimiento. Para él, los libros no son un fin, sino un vehículo para elevar la vida interior de sus lectores y promover un acceso más democrático al saber.
Una fuerte explosión al interior de una fábrica de tanques y plásticos, ubicada en el barrio La Estación del municipio de Jamundí, Valle del Cauca, provocó un gigantesco incendio estructural en las últimas horas, dejando a dos trabajadores lesionados en la tarde de este miércoles.Las víctimas fueron trasladadas de urgencia al Hospital Piloto de Jamundí para recibir atención médica, pero debido a la gravedad de las quemaduras, una de ellas fue remitida horas después a una clínica de mayor complejidad en la ciudad de Cali, tras presentar graves afectaciones causadas por el incendio.“El hecho ocurrió en la calle 9 con carrera 12, aquí en el municipio. La emergencia se presentó durante un proceso de producción en la empresa y, de acuerdo con el reporte preliminar, dos personas resultaron lesionadas y fueron trasladadas por el mismo personal de la fábrica en vehículos particulares hasta el hospital municipal. Al parecer, durante el proceso se presentó una falla en una de las máquinas, lo que originó la situación”, dijo el capitán Eduardo Sierra, comandante de los Bomberos Voluntarios de Jamundí.La emergencia fue atendida de manera oportuna por trabajadores de la fábrica, la comunidad y unidades del Cuerpo de Bomberos, quienes lograron controlar las llamas, evitando mayores daños en la infraestructura y previniendo que otras personas resultaran lesionadas.“En esta empresa se fabrican tanques plásticos. Creemos que durante el proceso de producción, en el que se utilizan máquinas que trabajan con calor y presión, se pudo haber generado la explosión, dejando este lamentable saldo de dos personas lesionadas”, explicó Sierra.Las autoridades adelantan las investigaciones correspondientes para determinar las causas exactas de la explosión, mientras se evalúan las condiciones de seguridad industrial de la fábrica. Entre tanto, los trabajadores afectados continúan bajo observación médica
El presidente de EE.UU., Donald Trump, anunció este miércoles en un discurso televisado a la nación que otorgará a 1.450.000 miembros de las Fuerzas Armadas un "bono especial", que llamó "dividendo del guerrero" por valor de 1.776 dólares, cifra simbólica que hace referencia al año de la fundación del país."Después de reconstruir las Fuerzas Armadas de Estados Unidos durante mi primer mandato (2017-2021), y con las incorporaciones que estamos realizando en este momento, contamos con el ejército más poderoso del mundo", aseguró Trump en su alocución, destinada a subrayar los logros de su primer año de regreso al poder en un momento de baja popularidad en los sondeos debido al alto coste de la vida en EE.UU."Nadie lo merece más que nuestras fuerzas armadas", dijo Trump, que aseguró que el país registra ahora un número récord de alistamientos, frente a lo que calificó como "una de las peores cifras de reclutamiento en la historia de nuestro Ejército" durante el último año de Gobierno de su predecesor, Joe Biden.El discurso de Trump llega después de que ayer el republicano elevara aún más la presión sobre el Gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro, afirmando que bloqueará a todos petroleros sancionados que lleven o traigan crudo del país caribeño.El presidente estadounidense, que en septiembre ordenó un despliegue militar masivo en el Caribe con el objetivo de detener el tráfico de drogas que según él financia Caracas, aseguró ayer que el Ejecutivo venezolano ha robado yacimientos de crudo y activos estadounidenses, haciendo aparente referencia a las expropiaciones ejecutadas durante el Gobierno de Hugo Chávez.A su vez, Trump ha dicho en los últimos días que EE.UU. pronto comenzará a realizar ataques terrestres sobre grupos narcotraficantes en territorio venezolano, aunque su propia jefa de Gabinete, Susie Wiles, admitió en una entrevista publicada ayer que el mandatario necesitaría de la autorización del Congreso para mover fichas en este sentido.En todo caso, el magnate neoyorquino no mencionó una sola vez a Venezuela en su discurso de hoy, una alocución de menos de 15 minutos en la que destacó su lucha contra la inmigración, la aplicación de aranceles a otros países o la rebaja de la inflación y la subida de salarios, supuestos logros que repite continuamente en sus intervenciones públicas.
Listo todo en Luque, Paraguay, para que desde la sede oficial de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) se lleven a cabo los sorteos de las copas Libertadores y Sudamericana 2026, allí, los clubes colombianos conocerán a sus rivales para estas competencias¿Cuándo es el sorteo de la Copa Libertadores 2026? El sorteo se llevará a cabo este jueves, 18 de diciembre, a las 10:00 de la mañana. Sin embargo, solo se sortearán las fases previas, es decir, Deportes Tolima e Independiente Medellín serán los que conozcan sus rivales.En el caso de Santa Fe y Junior, conocerán sus rivales hasta febrero de 2026 cuando se realice el sorteo oficial de la fase de grupos, por ahora, ambos equipos deberán preparar todo sin pensar en cuáles rivales podrían enfrentar.Sorteo Copa Libertadores 2026: ¿dónde verlo EN VIVO?A través de Disney Plus y ESPN, podrá seguir en vivo el sorteo de la fase previa de la Copa Libertadores. Asimismo, los canales oficiales de la Conmebol informarán en tiempo real los choques que queden definidos entre los equipos sorteados y demás detalles.Clasificados Libertadores 2026 ColombiaIndependiente Santa Fe (fase de grupos).Junior de Barranquilla (fase de grupos).Deportes Tolima (fase previa).Independiente Medellín (fase previa).Bombos de la Copa Libertadores 2026Bombo 1Flamengo (campeón)Palmeiras (1)Boca Juniors (4)Peñarol (5)Nacional (8)Liga de Quito (10) o Libertad (17)Fluminense (11)Independiente del Valle (16)Bombo 2Libertad (17) o Barcelona (28)Estudiantes (18)Cerro Porteño (20)Lanús (21)Corinthians (22) o Junior (34)Bolívar (23)Cruzeiro (29)Universitario (32)Bombo 3Junior (34) o Vasco da Gama (62)Universidad Católica de Chile (35)Rosario Central (48)Independiente Santa Fe (53)Always Ready (65)Coquimbo Unido (81)Deportivo La Guaira (108)Cusco FC (142)Bombo 4Universidad Central (180)Platense (223)Independiente Rivadavia (sin ranking)Mirassol (sin ranking)Equipo de fases preliminares (Ecuador 3 o Universidad Católica)Equipo de fases preliminaresEquipo de fases preliminaresEquipo de fases preliminaresCon este panorama definido, el sorteo de la Copa Libertadores 2026 marcará el punto de partida para el camino internacional de los clubes colombianos, que comenzarán a trazar sus objetivos según el rival que les depare el azar en Luque. Mientras Deportes Tolima e Independiente Medellín entran en escena desde las fases previas, Santa Fe y Junior aguardan con expectativa el sorteo de la fase de grupos en febrero, conscientes de que cada detalle será clave en la preparación de una temporada continental que vuelve a ilusionar al fútbol colombiano.
El Consejo Comunitario de las Comunidades Negras Cerro Teta, en el municipio de Buenos Aires, Cauca, emitió una alerta comunitaria denunciando hostigamientos y detonaciones de artefactos explosivos que se registraron desde las 6:00 de la mañana en la cabecera municipal, en inmediaciones de la Estación de Policía, el Banco Agrario, la Casa de Justicia, la Alcaldía Municipal y viviendas cercanas.Los hechos han generado temor, confinamiento y riesgo para decenas de familias del territorio ancestral, quienes se encuentran atrapadas en medio del fuego cruzado.De acuerdo con la comunidad, esta situación constituye una grave violación a los derechos humanos y étnico-territoriales, pues afecta la integridad física y emocional de las familias, limita su libre circulación y amenaza directamente su permanencia en el territorio. “La vida no es posible sin el territorio”, reiteró el Consejo Comunitario en su pronunciamiento.Ante la gravedad de los hechos, la defensora del Pueblo, Iris Marín, expresó su respaldo a la denuncia de la comunidad y anunció que la entidad ya activó las rutas de verificación, prevención y atención humanitaria en la zona, en articulación con las autoridades locales y organismos internacionales de derechos humanos. Marín enfatizó que la Defensoría está “verificando en terreno y exigiendo respeto por la vida, la dignidad y la autonomía de las comunidades afrodescendientes del norte del Cauca”.La institución hizo un llamado urgente al Gobierno Nacional, las autoridades departamentales y los organismos de seguridad para que adopten medidas inmediatas que garanticen la protección de la población civil y eviten nuevos hechos de violencia.Esta nueva emergencia se suma al creciente clima de inseguridad que enfrentan los territorios étnicos en el suroccidente del país, donde persisten enfrentamientos entre grupos armados ilegales por el control territorial y las economías ilícitas.
Los habitantes del corregimiento de Pachelly, en la zona rural de Tibú, fueron despertados en la madrugada de este martes por el estruendo de las botas y los gritos de victoria de un grupo de disidentes del frente 33 de las Farc. Los hombres armados ingresaron hasta el centro del caserío, exhibiendo su poderío bélico y lanzando arengas alusivas a la antigua guerrilla.En varios videos grabados y difundidos por los mismos insurgentes, se escucha cómo los hombres reportan a su comandante, alias ‘Richard Suárez’, el cumplimiento de una supuesta misión.“Lo logramos, comandante. Lo prometido es deuda, camarada”, se oye decir a uno de ellos mientras recorren las calles del corregimiento. Las imágenes muestran a los disidentes sentados en las escaleras del parque principal, tomando gaseosa y burlándose del ambiente navideño del pueblo.“Vea, camarada, cómo se ve bonito Pachelly ahora, decorado en las navidades”, dice uno de los guerrilleros con tono sarcástico, en lo que parecería ser un mensaje dirigido al jefe de la estructura Jorge Briceño.Durante la incursión, los hombres mantuvieron comunicación radial con otros grupos ubicados en zonas altas del corregimiento. En esos audios se les escucha ordenar a los llamados “dronistas” —encargados de operar drones con explosivos— permanecer en alerta ante cualquier eventualidad.Según denuncias difundidas por redes sociales, un habitante del corregimiento habría sido asesinado durante la toma, presuntamente por ser colaborador del ELN. Pachelly es una de las zonas más disputadas del Catatumbo entre las disidencias del frente 33 de las Farc y el ELN, que se enfrentan por el control territorial y las rentas ilegales.
El primer paro se registró en febrero de 2025 en el Chocó, con confinamientos y desplazamientos masivos. En mayo, el grupo insurgente volvió a imponer restricciones en el mismo departamento, mientras que en julio declaró un nuevo paro armado de 48 horas. El más reciente, de alcance nacional, fue anunciado para diciembre y se extendió durante 72 horas, afectando la movilidad y la economía en varias regiones del país.Estos hechos se dan en un contexto en el que el ELN ha sostenido al menos cinco intentos de negociación con diferentes gobiernos colombianos, sin lograr consolidar un acuerdo de paz. Los primeros contactos se remontan al mandato de Alfonso López Michelsen en los años 70; luego vinieron los diálogos de Caracas y Tlaxcala (1991-1992) con César Gaviria; los acercamientos exploratorios de los años 2000; las mesas formales de Quito y La Habana (2017-2019) bajo Juan Manuel Santos; y el más reciente proceso, impulsado por Gustavo Petro desde 2022, que se suspendió en enero de 2025.Para Carlos Arturo Velandia, exmiembro del ELN y actual gestor de paz, la constante frustración de los procesos responde a la línea política interna del grupo armado, que hoy privilegia la confrontación sobre el diálogo.“El ELN no tiene hoy por hoy una estrategia de paz, sino más bien una estrategia de confrontación frontal. No considera a este gobierno de izquierda como progresista ni como un aliado, sino como cualquier otro gobierno de la historia republicana. Eso explica su actual comportamiento, incluido el llamado paro armado, que termina afectando a la población civil y los derechos de los ciudadanos”, explicó Velandia.El excombatiente recordó que el ELN ha estado involucrado en procesos de diálogo “desde el gobierno de César Gaviria Trujillo” y que incluso con la actual administración mantuvo conversaciones hasta agosto de 2024, antes de levantarse de la mesa en enero de este año.“El Gobierno ha mantenido su voluntad de diálogo, pero hoy no hay tiempo ni voluntad por parte del ELN para reiniciar un proceso. El Estado debe cumplir su deber constitucional de proteger la vida, honra y bienes de los ciudadanos”, concluyó.Con cuatro paros armados solo en 2025 y más de cinco procesos de paz frustrados en su historia, el ELN se mantiene como el último grupo guerrillero de origen político activo en Colombia, aunque cada vez más definido por el control territorial y las rentas ilegales que por su ideario insurgente.
Más de 3.000 personas permanecen confinadas en el sur del país, mientras se reportan ataques, bloqueos y amenazas en 12 departamentos. La Defensoría alertó sobre graves afectaciones a los derechos humanos y pidió a los grupos armados cesar las acciones que ponen en riesgo a la población civil.Desde el 9 de diciembre, los grupos armados ilegales han ejecutado una serie de acciones coordinadas en distintas regiones del país, afectando la movilidad, el transporte, la economía local y la seguridad de miles de colombianos.El paro decretado por las disidencias de Iván Mordisco continúa afectando los municipios de Puerto Guzmán y Puerto Leguízamo, en Putumayo, donde las comunidades de La Tagua, El Mecaya, Yurilla, Sencella, Umancia y Guaquira permanecen confinadas. Según los reportes de la Defensoría, unas 3.000 personas están bajo restricciones de movimiento. En Caquetá y Amazonas, los bloqueos en los ríos Caquetá, Caguán y Orteguaza mantienen aisladas comunidades indígenas del Consejo Regional del Medio Amazonas (CRIMA).El ELN, por su parte, ha ejecutado acciones armadas en al menos 12 departamentos. En Antioquia, se registraron explosiones, la incineración de un bus y cierres viales en municipios como Valdivia y Salgar. En Arauca, un ataque con tatucos bomba al Batallón de Puerto Jordán dejó daños materiales y obligó a suspender el transporte público.En el Cauca, las autoridades confirmaron cinco acciones violentas, entre ellas la instalación de cilindros explosivos en la vía Panamericana y el despliegue de banderas y grafitis del grupo armado. En Cesar, se reportó la quema de maquinaria amarilla en una zona de reincorporación, y en Chocó, el transporte fluvial y terrestre fue suspendido totalmente.La Guajira, el Magdalena Medio, Nariño y Norte de Santander también han registrado ataques, cierres viales y amenazas a transportadores. En La Lizama (Santander), un ataque con explosivos al peaje dejó una funcionaria herida.La Defensoría del Pueblo reiteró que estos llamados “paros armados” constituyen una grave vulneración de los derechos humanos y del Derecho Internacional Humanitario, al imponer restricciones ilegales a la población civil. El organismo pidió al ELN y a las disidencias de Iván Mordisco abstenerse de continuar con estas acciones y solicitó a las autoridades reforzar la protección en los territorios más afectados.Los “paros armados” del ELN y las disidencias dejan a miles de familias en riesgo y reflejan la persistencia del conflicto en regiones históricamente golpeadas por la violencia. La Defensoría del Pueblo insiste en que la paz no puede construirse desde el miedo ni la intimidación, sino con garantías de vida, libertad y dignidad para la población civil.
El pasado 12 de diciembre, el ELN anunció un paro armado de 72 horas que inició el 14 de diciembre y se extenderá hasta el 17 del mismo mes a las 6:00 a. m., afectando gran parte del territorio nacional. Esta medida, definida por la guerrilla como una protesta contra lo que califica de “plan contrainsurgente” y agresión norteamericana, obliga a la población a restringir su movilidad, suspender actividades comerciales y desalentar el transporte entre regiones.El llamado al paro armado ha generado alarma en distintas zonas del país, incluidas ciudades como Bogotá, Medellín, Cali y Cúcuta, donde el Frente de Guerra Urbano del ELN emitió advertencias a la ciudadanía y a empresas de transporte para que acaten la orden de cese de actividades.El efecto de este tipo de acciones ha sido ampliamente criticado por la Defensoría del Pueblo, que advierte que los paros armados pueden agravar la limitación de acceso a servicios esenciales, provocar desabastecimiento y profundizar escenarios de violencia y confinamiento forzado para las comunidades civiles.El Gobierno Nacional ha respondido con un despliegue de seguridad reforzado en puntos críticos, mientras las autoridades llaman a la población a no ceder ante la intimidación y a mantener su vida cotidiana dentro de lo posible.Este anuncio se da en un contexto de escalada de la violencia en varias regiones de Colombia durante 2025. Por ejemplo, en la región del Catatumbo, al noreste del país, se han registrado combates entre el ELN y disidencias de las Farc-EP desde enero, que han generado desplazamientos masivos, secuestros y decenas de víctimas mortales.Además, hace pocas semanas se presentaron ataques simultáneos en distintos municipios durante las festividades, con explosivos y acciones que dejaron heridos y muertos, en un contexto en el que distintos grupos armados buscan controlar territorios y economías ilegales.El presidente de Colombia también ha rechazado el paro armado, haciendo un llamado a la calma y exhortando a los ciudadanos a celebrar la temporada navideña sin miedo ante las amenazas de la guerrilla.La Delegación del Gobierno, en el comunicado difundido este lunes, enfatiza que este tipo de medidas no contribuyen al diálogo ni a la tranquilidad de la población, e insiste en la necesidad de gestos de desescalada, como la liberación de personas retenidas por la organización armada, para recuperar la confianza en las conversaciones de paz.
Una grave crisis humanitaria se vive en las zonas rurales de los municipios de Santa Rosa del Sur y Montecristo, en el departamento de Bolívar. Al menos 5.000 personas permanecen confinadas desde hace casi dos semanas en los corregimientos de La Marizosa, San Lucas, Canelos, Villa Flor, Fátima y Buena Vista, sin acceso a alimentos, combustibles, transporte ni atención médica adecuada. La situación se ha generado por el paro armado declarado por el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y la presencia activa del Clan del Golfo en la región.Además del confinamiento forzado, la comunidad ha denunciado el secuestro de al menos cuatro personas, lo que ha incrementado el temor y la tensión en estas zonas históricamente golpeadas por el conflicto armado. La Defensoría del Pueblo ha respaldado las exigencias de las comunidades, particularmente las del municipio de Santa Rosa del Sur, que reclaman respeto por la vida, la integridad y sus derechos como población civil.“Instamos a los grupos armados ilegales a cesar de inmediato cualquier conducta que ponga en riesgo a la población, sus bienes y su movilidad. Esta emergencia humanitaria requiere una respuesta coordinada y urgente por parte del Estado”, señaló la entidad, que también hizo un llamado a la Unidad para las Víctimas y a las autoridades territoriales para desplegar una atención articulada y efectiva a los territorios confinados.Voces desde el territorio: liderazgo en medio de la incertidumbreEn medio de la crisis, se han abierto canales precarios de comunicación con los actores armados. Un vocero de las comunidades afectadas, que participa en los espacios de diálogo, relató que en los últimos días se logró conformar una comisión de ocho líderes para establecer contacto con quienes controlan la zona. De esta comisión, tres representantes ingresaron a una mesa inicial, en la que se fijaron condiciones estrictas para permitir mínimos de movilidad y abastecimiento.Según explicó el líder comunitario, se acordó que los habitantes puedan bajar una vez a la semana en motocicleta para adquirir alimentos. Sin embargo, está estrictamente prohibida la circulación de carros con carga o combustible: “Si ven carros cargados o con combustible, los van a quemar. No se puede surtir negocios ni mover gasolina. Tenemos que ser muy cuidadosos y pacientes mientras avanzan los diálogos”.Para atender urgencias médicas, se estableció la posibilidad de otorgar permisos firmados por la junta de acción comunal. Aún así, el procedimiento es limitado y exige coordinación previa, lo que retrasa la atención en salud y pone en riesgo a personas con enfermedades crónicas.
La Agencia Nacional de Tierras (ANT) entregó cerca de 4.000 hectáreas de predios que pertenecieron a los jefes paramilitares Salvatore Mancuso; Carlos Mario Jiménez, alias ‘Macaco’; y José Germán Sierra, alias ‘Nico’. Los principales beneficiados del organismo fueron 348 familias que fueron víctimas del conflicto y pertenecen a asociaciones campesinas en el departamento de Córdoba.“Durante años, estas tierras fueron explotadas de forma ilegal por terratenientes de la región, sin generar beneficios para el Estado ni cumplir con su función social. Muchos de estos predios estaban en manos del Fondo de Reparación para las Víctimas, pero por décadas no se materializó ninguna acción reparatoria para quienes padecieron los efectos del conflicto armado”, dice el informe de la ANT.Según afirmó la entidad, la entrega del proyecto se dio en un tiempo de cuatro días: el primero de ellos fue el pasado martes, 29 de julio, en el municipio de La Apartada, donde se recuperaron 737 hectáreas que fueron entregadas a 100 familias; el segundo fue el miércoles, 30 de julio, en el municipio de Pueblo Nuevo, donde otras 100 familias se beneficiaron de 1.965 hectáreas; en el tercer día se entregaron 930 hectáreas a 120 familias de Tierralta; y en el último día se brindaron 213 hectáreas a 28 familias de Buenavista.“Estos predios, que fueron entregados como parte del proceso de reparación a las víctimas del conflicto armado en el marco del programa de Justicia y Paz y que durante años permanecieron en manos de privados y grupos de poder, hoy se transforman en tierra viva, en hogares campesinos que, con dignidad y esperanza, pueden decir por fin: ‘Esta tierra sí es mía’”, finaliza el comunicado de la entidad.
La capital de La Guajira, Riohacha, y los municipios de Dibulla y San Juan del Cesar se encuentran en peligro extremo debido a al recrudecimiento del conflicto armado entre el Clan del Golfo y las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada (ACSN).Así lo estableció la reciente Alerta Temprana 010 de 2025 emitida por la Defensoría del Pueblo.El informe de la Defensoría describe cómo el Frente Francisco José Morelos Peñate, del Clan del Golfo, y el frente ‘Javier Cáceres’ de las ACSN han expandido sus operaciones, buscando apoderarse de áreas clave, incluyendo zonas urbanas y rurales.Las acciones y enfrentamientos de estos grupos armados, detalla la alerta, no solo amenazan a la población civil, sino que ponen en riesgo los derechos fundamentales de miles de personas, entre ellas comunidades indígenas, afrodescendientes, campesinas y defensoras de derechos humanos.La disputa por el control territorial en estas regiones prevé consecuencias como desplazamientos forzados masivos, homicidios selectivos, reclutamiento forzado de menores y la imposición de "gobiernos de facto" a través de la violencia.Esta lucha por la toma de corredores estratégicos como la Troncal del Caribe y la Sierra Nevada de Santa Marta agrava la crisis, afectando directamente a comunidades que ya de por sí se encuentran en condiciones de vulnerabilidad social y económica.Además de emitir una alerta, la Defensoría también propuso una serie de medidas urgentes. En el texto de la alerta, formula 31 recomendaciones estructuradas en siete ejes estratégicos, buscando una respuesta rápida y efectiva.Entre las propuestas destacan la coordinación interinstitucional, el refuerzo de las operaciones de seguridad pública con un enfoque de protección a los derechos humanos, y el fortalecimiento de políticas públicas que busquen mitigar las condiciones sociales que alimentan el conflicto.Además, hace un llamado a la comisión intersectorial para que se active una respuesta humanitaria integral, así como la adopción de medidas específicas para proteger a las comunidades indígenas y afrodescendientes, las cuales se encuentran particularmente expuestas a la violencia.
Este jueves 31 de julio y viernes 1 de agosto, el antiguo secretariado de las FARC-EP comparecerá en una audiencia pública de verificación convocada por la Sección de Reconocimiento de Verdad y Responsabilidad de la JEP. Esta diligencia marcará la recta final antes de que se impongan las sanciones propias por su responsabilidad en más de 21.000 casos de secuestro.Durante la audiencia, los magistrados evaluarán si los comparecientes han cumplido con los requisitos del sistema: aportar verdad plena, reconocer responsabilidad y ofrecer medidas de reparación. De ser así, podrían acceder a sanciones restaurativas de entre 5 y 8 años, en lugar de penas privativas de libertad.El magistrado Camilo Suárez, presidente de la Sección de Reconocimiento, explicó que los excomandantes “aportaron la verdad necesaria para determinar el patrón criminal y la política de secuestros que cometió la extinta guerrilla de las Farc”. Este reconocimiento ha sido clave para documentar la sistematicidad del crimen y la cadena de mando.En caso de que la JEP determine que los exFarc han incumplido sus compromisos, podrían ser procesados en la Subunidad de Determinación de Sanciones y enfrentar sanciones ordinarias de hasta 20 años de cárcel.El proceso hace parte del Macrocaso 01, que investiga los crímenes de toma de rehenes y otras privaciones graves de la libertad cometidos por las antiguas FARC-EP. La audiencia será transmitida públicamente y representa uno de los hitos más importantes desde la firma del Acuerdo de Paz en 2016.
La Defensoría del Pueblo de Colombia rechazó este miércoles el "paro armado" de 22 días en los departamentos del Caquetá (sur) y Putumayo, fronterizo con Perú y Ecuador, decretado por un frente del Estado Mayor Central (EMC), la mayor disidencia de las FARC.En los paros armados, este grupo armado ilegal suele restringir el desplazamiento de vehículos por carreteras y ríos; la movilidad de las personas, e incluso ordena el cierre de comercios, además de cometer agresiones y amenazar a todo aquel que no cumpla estas restricciones."Estas amenazas afectan derechos fundamentales, profundizan el miedo en las comunidades e infringen gravemente el Derecho Internacional Humanitario. Nada justifica someter a la población civil con intimidaciones o presiones", dijo la Defensoría del Pueblo en su cuenta de X.Según ese organismo, el "paro armado" lo ordenó el frente Carolina Ramírez en los departamentos de Caquetá y Putumayo entre el 9 y el 30 de diciembre.Ante la situación, la Defensoría dijo que activó sus sistemas de alerta para acompañar a las comunidades y verificar posibles afectaciones.Igualmente instó a las autoridades a garantizar la seguridad y movilidad, con especial atención a niños, niñas, adolescentes, personas mayores y comunidades étnicas."La ciudadanía no puede ser rehén de grupos armados. La dignidad y la vida están por encima de cualquier pretensión de control territorial", concluyó la Defensoría.Control territorialHace una semana Human Rights Watch (HRW) alertó que los grupos armados que operan en el departamento colombiano del Putumayo, fronterizo con Perú y Ecuador, están utilizando las negociaciones de paz con el Gobierno para reforzar su control sobre la población civil y han cometido graves abusos contra comunidades indígenas.Pese a que algunas mesas de diálogo han llegado a acuerdos para destruir armas y sustituir los cultivos de coca, varias disidencias de las extintas FARC, como Comandos de la Frontera y los frentes Raúl Reyes y Carolina Ramírez, siguen estableciendo control territorial y cometiendo abusos contra los habitantes de la zona.Putumayo es un lugar estratégico para la producción y el tráfico de drogas y es el departamento que tiene la segunda mayor producción de coca, solo superado por el departamento vecino de Nariño.Actualmente, dos de los tres grupos armados presentes en Putumayo están en negociaciones de paz con el Gobierno. Por un lado, los Comandos de la Frontera, parte de una coalición conocida como Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano (CNEB), que opera a lo largo de la frontera con Ecuador.Por otro lado, el Frente Raúl Reyes, que forma parte del Estado Mayor de Bloques y Frentes (EMBF) y tiene fuerte presencia en el norte de Putumayo, en la frontera con los departamentos de Caquetá y Cauca.Mientras tanto, el Frente Carolina Ramírez, que opera al oriente de Putumayo, estuvo en diálogos de paz con el Gobierno entre noviembre de 2023 y abril de 2024, pero actualmente no forma parte de las negociaciones.
En el Día Internacional de los Derechos Humanos, la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos reveló que 128 niños, niñas y adolescentes fueron reclutados por grupos armados en Colombia entre enero y noviembre de 2025. Entre las víctimas, 44 eran indígenas y 7 afrodescendientes, una muestra del impacto que esta práctica tiene sobre comunidades rurales históricamente olvidadas.Los principales responsables son las disidencias de las Farc, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las estructuras del Clan del Golfo, que se han expandido territorialmente en departamentos como Meta, Guaviare, Arauca, Cauca, Nariño y el Bajo Cauca antioqueño.Según el informe, estas organizaciones utilizan violencia, amenazas y engaños para captar menores: promesas de dinero, pertenencia o poder, y hasta reclutamiento a través de redes sociales.La ONU advirtió que el fenómeno no solo rompe infancias, sino también destruye el tejido social de pueblos indígenas y afrodescendientes sometidos a control armado. En muchas regiones, los ilegales imponen normas, castigan a la población y reemplazan al Estado, consolidando un dominio que mezcla narcotráfico, extorsión y reclutamiento.El organismo alertó que la expansión de estos grupos refleja la ausencia estatal y el fracaso de las políticas de seguridad. Además, recordó que el reclutamiento de menores es un crimen de guerra que no prescribe y exige una respuesta urgente del Estado colombiano para proteger a la niñez y garantizar justicia.
De acuerdo con la investigación de la JEP, Benito Osorio Villadiego, gerente del Fondo Ganadero de Córdoba durante el periodo analizado, fue quien ejecutó las decisiones de la junta directiva orientadas a transformar el propósito del Fondo: de una entidad de fomento ganadero a un mecanismo de adquisición y control territorial.La junta, integrada por Osorio, Benito Molina Velarde, Luis Gonzalo Gallo Restrepo y Jaime García Exbrayat, aprobó un plan para comprar masivamente predios rurales a precios irrisorios, muy por debajo del valor comercial, bajo el argumento de que se trataba de tierras “baratas” y “sin desarrollo productivo”.En ese proceso, Benito Osorio presentó ante la junta a Sor Teresa Gómez, representante de la familia Castaño Gil, como delegada para coordinar la estrategia de compra de tierras. Gómez —vinculada directamente con el paramilitarismo— se convirtió en la pieza clave que conectó al Fondo con los grupos armados ilegales que desalojaron violentamente a comunidades en Urabá y el Bajo Cauca.La investigación judicial reveló que los directivos del Fondo modificaron la razón social de la entidad, pasando de su función de apoyo a los ganaderos a operar como una empresa de expansión territorial que aprovechaba los desplazamientos masivos provocados por la guerra.El encargado de negociar los predios fue Carmelo Esquivia Guzmán, asesor jurídico del Fondo, quien coordinó la legalización y titulación de terrenos —muchos de ellos baldíos o sin registro formal— a nombre de la entidad. Para ello contó con el apoyo de notarios y funcionarios locales, algunos posteriormente condenados por su participación en estos hechos.Según la JEP, los exdirectivos diseñaron un modelo de negocio basado en la violencia, que se sustentó en el terror generado por masacres, asesinatos y desplazamientos ocurridos desde comienzos de los años noventa. Entre 1996 y 1998, una vez consolidado el control paramilitar en la zona, comenzaron las compras sistemáticas de tierras en la región conocida como Tulapas, que abarca municipios como Turbo, Necoclí y San Pedro de Urabá.En total, la justicia ordinaria ha identificado al menos 105 predios adquiridos irregularmente por el Fondo Ganadero, aunque las medidas cautelares de la JEP y los registros de la Unidad de Restitución de Tierras indican que el número podría ser mucho mayor.El proceso de apropiación de tierras cambió el paisaje y la estructura social de la región, reemplazando comunidades campesinas por proyectos ganaderos y agroindustriales. Lo que antes era una zona boscosa y de protección ambiental se transformó en extensos hatos y potreros controlados por actores vinculados al Fondo.La JEP concluyó que la actuación de estos directivos no fue accidental ni aislada, sino parte de una asociación criminal que se valió del desplazamiento forzado y del dominio paramilitar para legalizar el despojo y obtener beneficios económicos. Este caso, dentro del Caso 04, ilustra cómo sectores empresariales y civiles fueron determinantes en la consolidación de un modelo de violencia y despojo en el país.
En el departamento del Guaviare se mantiene un bloqueo sobre la vía que comunica con el Meta, protagonizado por cerca de 400 personas, entre ellas campesinos e integrantes de comunidades indígenas Nukak. Aunque el hecho se ha presentado como una protesta social, informes de inteligencia señalan que detrás de la movilización estarían estructuras armadas ilegales asociadas a las disidencias de las Farc bajo el mando de alias 'Iván Mordisco', que estarían presionando a la población civil para mantener el cierre de la vía.Según las autoridades, el objetivo de los grupos armados sería obligar al retiro de una base militar ubicada en el cerro Macusito, entre los municipios de El Retorno y San José del Guaviare, una posición estratégica que interfiere con los corredores utilizados para el narcotráfico, la extorsión y el tráfico de armas.Habitantes de la zona han denunciado amenazas, panfletos intimidatorios y disparos cerca de viviendas, así como la presencia de hombres armados que obligan a las familias a participar en el bloqueo. En algunos casos, los grupos han exigido que varios miembros por hogar estén presentes en la protesta.La vía permanece parcialmente bloqueada, afectando el transporte de personas, alimentos y mercancías hacia el interior del país. Mientras tanto, las autoridades investigan la participación de estructuras criminales detrás del bloqueo y analizan medidas judiciales para restablecer la movilidad y la seguridad en la región.
La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) calificó el ataque sistemático contra la Unión Patriótica (UP) como genocidio y imputó responsabilidad penal a cinco altos mandos retirados del Ejército Nacional, entre ellos los generales (r) Iván Ramírez Quintero y Rito Alejo del Río Rojas, por haber concebido e implementado una política contrainsurgente que buscó la eliminación del partido político.La Sala de Reconocimiento de Verdad y Responsabilidad atribuyó a los exoficiales el crimen de genocidio, además de crímenes de guerra y de lesa humanidad, como homicidio en persona protegida, exterminio, deportación, traslado forzoso de población y otros actos inhumanos. Las conductas se cometieron entre 1984 y 2007, periodo en el que la UP sufrió una campaña de violencia planificada y sostenida para su destrucción.La decisión de la JEP renombra el Caso 06 como “Genocidio contra el partido político Unión Patriótica” y determina que este crimen dejó al menos 8.924 víctimas, de las cuales 5.729 fueron asesinadas o desaparecidas y 3.200 sufrieron atentados, desplazamientos forzados, exilio, torturas, detenciones arbitrarias o violencia sexual. Entre las víctimas hubo militantes de base, dirigentes locales y nacionales, incluyendo dos candidatos presidenciales, seis parlamentarios, 17 alcaldes y 165 concejales.El tribunal estableció que la estigmatización de la UP como supuesto “brazo político de las Farc-EP” fue el primer paso del ataque genocida. Esta narrativa, difundida desde unidades de inteligencia militar, justificó la violencia y el abandono estatal frente a las denuncias de amenazas y asesinatos. Los crímenes se concentraron en regiones donde la UP tuvo éxito electoral, especialmente Urabá, Meta y el Magdalena Medio, siendo Apartadó uno de los epicentros: allí, solo en 1996, se concentró una de cada cuatro víctimas fatales.La investigación judicial, basada en 34 informes, 139 versiones, 135 testimonios y 105 entrevistas a víctimas, comprobó la connivencia entre mandos militares y grupos paramilitares para ejecutar la persecución política. La Sala concluyó que los excomandantes omitieron deliberadamente brindar protección a los militantes de la UP y permitieron el fortalecimiento de las estructuras paramilitares en la región.La JEP identificó tres modalidades de exterminio:Asesinatos y desplazamientos de obreros bananeros y campesinos en zonas rurales vinculadas a la UP.Sicariatos urbanos contra concejales, funcionarios y líderes locales.Masacres y desplazamientos colectivos en territorios con alta presencia del partido, como la masacre de la Cooperativa Balsamar en San José de Apartadó.Los cinco oficiales imputados —Ramírez Quintero, Del Río Rojas, Jorge Luis Mejía Rosas, Eduardo León Figueroa Cifuentes y Manuel José Pérez Pérez— deberán responder como coautores por sus aportes esenciales, tanto activos como por omisión, en la consolidación del patrón de exterminio.Los comparecientes tendrán 30 días hábiles para aceptar o rechazar las imputaciones. Si reconocen responsabilidad, la JEP convocará una audiencia pública de reconocimiento y el Tribunal para la Paz impondrá sanciones propias, con restricción de libertades de 5 a 8 años. Si no aceptan los cargos, los casos pasarán a la Unidad de Investigación y Acusación, donde podrían enfrentar penas de hasta 20 años de prisión.
La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) imputó como máximos responsables a ocho exintegrantes de las Farc-EP, 21 exmiembros de la fuerza pública y cinco civiles por crímenes de guerra y de lesa humanidad cometidos entre 1986 y 2002 en el Urabá antioqueño y cordobés, el Bajo Atrato y el Darién chocoano.Esta decisión, dentro del Caso 04, es la primera que vincula simultáneamente a los tres tipos de actores bajo competencia de la JEP: guerrilla, fuerza pública y terceros civiles.La Sala de Reconocimiento de Verdad identificó tres patrones macrocriminales que reflejan la violencia sistemática en la región:Eliminación por prejuicio enemigo, que incluyó asesinatos, desapariciones forzadas y violencias sexuales perpetradas por las Farc y miembros del Ejército.Vaciamiento del territorio con fines de despojo y repoblamiento, donde participaron militares, paramilitares y civiles ligados a proyectos de ganadería y agroindustria.Control sociocultural y territorial, mediante violencia y cooptación de las comunidades por parte de la guerrilla.La investigación reconoció un impacto diferencial en pueblos indígenas Emberá, Wounaan, Zenú y Guna Dule, así como en comunidades afrocolombianas del Urabá y el Darién. La JEP acreditó más de 54.000 víctimas y recibió 115 informes de víctimas y entidades del Estado, además de 254 versiones voluntarias de 157 comparecientes.Entre los imputados se destacan el general (r) Rito Alejo del Río, el excomandante del Ejército Alejandro Navas y varios exfuncionarios del Fondo Ganadero de Córdoba, como Benito Osorio Villadiego y Luis Gonzalo Gallo Restrepo, señalados de haber facilitado el despojo de tierras en medio del conflicto.Los comparecientes tendrán 60 días hábiles para reconocer o rechazar las imputaciones. Si aceptan responsabilidad, la JEP convocará una audiencia pública de reconocimiento; de lo contrario, los casos pasarán a juicio ante la Unidad de Investigación y Acusación, donde podrían enfrentar penas de hasta 20 años de prisión.